viernes, 31 de octubre de 2008

El Perro y su AlimentaciónImprimirE-Mail
La posesión de un perro conlleva a una serie de responsabilidades. Una de las más importante de estas responsabilidades es una alimentación correcta. Alimentar a un perro de modo correcto es algo que hay que aprender, lo mismo que hay que aprender a alimentarse uno mismo. Lo difícil que esto resulta queda reflejado en la gran cantidad de casos de sobrepeso.
alimentacion del perroCostumbres Alimenticias del Perro
El perro no es, en modo alguno, un ser viviente que sólo por casualidad tiene pelaje y cuatro patas. Pero tampoco es un depredador con una ligera capa de animal doméstico por encima.
Nuestro perro, a menudo no es capaz de conocer los límites de su hambre. Sin embargo también puede devolver con facilidad el exceso sin que por ello tengamos que temer una enfermedad y vuelve a comer con placer lo que desentierra y huele mal.
La comida del perro debe de estar constituida en un cincuenta por ciento por proteínas, mientras que el resto han de ser alimentos vegetales (hidratos de carbono) y grasas.El perro joven debe recibir dos tercios de proteínas en su dieta.
Aunque el animal se coma todo lo que le demos, no significa que le haga bien. Para que el perro esté sano y viva mucho es necesario que reciba una alimentación correcta.
Un perro que vive, respira, anda, corre, salta, ladra, menea la cola, y se revuelca, necesita energía. Esta energía la obtiene de la comida,o dicho propiamente de los componentes químicos de los alimentos: proteínas, hidratos de carbono y grasas. El cuerpo las transforma en otras formas de energía:  En calor para que la temperatura corporal se mantenga constante a 38.5 grados celcius.

  En electricidad para que el sistema nervioso funcione.

  En energía química para que pueda crecer y se formen nuevas células.

  En energía mecánica y motriz para poder respirar, ladrar y correr.

La transformación energética tiene lugar por medio de un proceso de combustión. Por esa razón los nutrientes se mezclan, atendiendo a su valor de combustión, liberando energía.
El que come demasiado, engorda: esta es la sencilla ley de la naturaleza. Esto es válido tanto para nosotros como para nuestros perros. Y hay otra ley igualmente válida: El que se alimenta mal, se enferma. Esto significa en la práctica que los nutrientes básicos deben aparecer en la dieta siempre en las proporciones correctas. Además debe contener vitaminas y minerales. Es bien sencillo, pero se comente muchos errores.
Las Proteínas
No hay nada que sustituya a las proteínas, sin ellas no es posible el funcionamiento de los procesos que denominamos vida. Morir de hambre significa morir por falta de proteínas. Las mismas se encuentran en alto valor y fácilmente digeribles en la carne magra, vísceras, pescado, productos lácteos (queso y requesón), leche y huevos.
Los huesos, los cartílagos y los callos contienen proteínas menos valiosas.
Hay proteínas vegetales en: copos de avena, arroz, pan integral, patatas (papas), harina de soya, etc.
Una dieta rica en proteínas vuelve al perro activo, mientras que su carencia le deja apático. Sin embargo, las proteínas solas no bastan, sobre todo si proceden exclusivamente de carne magra (sin grasa) es importante una dieta mixta.
Hidratos de Carbono (Carbohidratos)
Es el segundo nutriente más importante, están presentes en productos de origen vegetal, tales como harina, pan, arroz, pasta y azúcar. Sin embargo el aparato digestivo no puede aprovechar del todo el alimento vegetal. Por esta razón habrá que darle aquellos hidratos de carbono que el perro mejor digiera.
Las Grasas
Se sabe que la dieta del perro es insuficiente si contiene menos del cinco por ciento de grasas, pues también en ellas hay componentes esenciales. Se encuentran en las grasas de cerdo y de aves de corral. Por el contrario, las cordero o vacuno no son tan adecuadas.
La grasa es sobre todo un proveedor de energía, de lo cual resulta que los perros de trabajo necesitarán mayor cantidad que los caseros. Un animal que realice un trabajo pesado, puede digerir tres veces más grasa que uno normal. También los cachorros necesitarán más, pero la toman con la leche materna, que contiene en este caso un 8%. Por esta razón no conviene darles leche aguada con la creencia de que la de vaca, con su 3.2% de grasa, es demasiado fuerte.
No obstante, la grasa sólo puede digerirse si el aporte de hidratos de carbono es adecuado. Por eso debe incluirse todo en la dieta.
Las Vitaminas
Siempre ha existido la polémica sobre si hay que darle al perro zanahorias y espinacas. La ciencia ha demostrado que a pesar del perro ser un carnívoro, puede transformar la carotina, fase previa de la vitamina A que se encuentra en las zanahorias y espinacas, en vitamina A.
Se supone que los perros, a diferencia de los gatos, han adquirido esta capacidad en el curso de su lara convivencia con los humanos. Sin embargo, no hay que dárselas crudas, sino cocidas, unos 10 minutos al vapor y con agua. Esto tiene la ventaja de que así se incorpora a su dieta, que es eminentemente ácida, un contrapeso alcalino.
Con ello se evita que el animal se procure las bases en la carroña, los excrementos u otras cosas que no son de nuestro agrado y que son muy alcalinas. Para ello los perros también comen hierba, técnica que emplean así mismo cuando quieren vomitar algo indigerible, y para lo que saben perfectamente qué tipo de hierba es el más conveniente. Así, cuando lo que quieren es vomitar, prefieren las hierbas duras. Dado que esto podría suceder en la casa y por la noche, si no se tiene hierba, se puede ayudar al perro dándole un poco de perejil para ayudarle.
Nota Importante: Quién le da a su perro comida preparada, o sea, de latas, o de bolsas, no tiene por que preocuparse por las vitaminas y los minerales, pues estos productos los contienen en cantidades suficientes, al menos los de buena calidad.
La Sal
Se afirma que es perjudicial y peligrosa para los perros. A ese respecto el Profesor Ullrich, catedrático en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Munich, señaló que "Esta afirmación es falsa. Se ha aplicado sin sentido crítico una tesis correcta para el ser humano, pero que no es válida para los perros. A una persona con nefritis hay que prohibirle la sal común, ya que un enfermo de riñón tiene tendencia a la formación de edemas, efecto que se ve favorecido por la sal. El perro sufre una nefritis de distinto tipo, que es muy frecuente, pero que no tiende a formar edemas. Por eso está de más la prohibición sobre la sal. El hecho de que dosis extremas de sal, hasta diez veces la cantidad normal, no dañen los riñones del perro, lo hemos podido comprobar en estudios realizados, en diversas razas y en exámenes de microscopio."
Comida Preparada (De latas o de bolsas)
Se escucha a menudo la opinión de que un perro no podría vivir solamente a base de comida preparada (o sea, de latas). No es verdad.

El profesor antes mencionado y su equipo, han visitado grandes fábricas observando la limpieza, la calidad de las materias primas, los controles, y la precisión científica con la que se preparan dichos alimentos.
Además, la materia primo ha de ser de excelente calidad, pues el fabricante no puede tapar los sabores con especias. Una dificultad: la comida debe resultar agradable para el propietario del animal y, por otra parte, debe abrir el apetito del perro, al que le gustan unos olores diferentes de los que nos gustan a los humanos.
A algunos les resulta algo difícil obtener carne para su perro a buen precio, pues muchos carniceros recogen las piezas ya cortadas del matadero. A ello hay que añadirle la pérdida de vitaminas que se produce durante la cocción si no se utiliza una olla a presión. Por otra parte en un piso o en un apartamento sin muy buena ventilación, no siempre resulta agradable cocer tráquea o panza. Sin embargo, esto no sucede si se dan crudos.
Aunque la panza ofrece al perro una gran variedad de olores ideales, no siempre sucede así con quien tiene que cocerla. Es evidente que lleva menos tiempo abrir una lata que cortar o cocer carne, y existe la tendencia al mínimo esfuerzo. Así pues, el perro que es alimentado con comida preparada recibe todos los días la dieta correcta, mientras que el que depende del menú de su dueño sufre de vez en cuando alguna carencia, a veces por falta de tiempo o incluso debido a la comida de éste.
La comida preparada es un alimento completo, tiene todos los elementos esenciales.
Para quienes prefieren cocinar la comida de su perro, he aquí alguna sugerencias:
  El requesón y los huevos son un complemento muy valiosos; estos últimos se usan crudos, revueltos o mezclados con requesón. A éste cuando va solo, se le puede añadir una cucharadita de miel.

  La fruta, tal como manzanas o plátanos, se ralla o se aplasta. Hay perros que la rechazan por completo, mientras que otros también comen cerezas o uvas. Dado que los perro carecen de apéndice, no hemos de preocuparnos si se tragan una que otra semilla.

  El aceite de hígado de bacalao, para proporcionar vitaminas A y D, se administra en dosis de una cucharadita para perros de tamaño mediano, o bien puede esconderse dos o tres píldoras en la comida.

Los Huesos
Antes que nada... ¡Los huesos NO son comida para perros!

Hay que tener mucho cuidado. Debe prescindirse de aquellos que se astillan, como los de aves o caza menor, por mucho que se diga que son inofensivos, lesiones en el estómago o el intestino son una consecuencia no rara.
Los cachorros que están echando dientes gustan de mordisquear huesos, pero para esto existen hoy huesos de juguete totalmente inofensivos. Tampoco perjudican los blandos de ternera, que pueden roer y se digieren bien en el estómago. Pero mejor son los cartílagos. Los perros apenas pueden roer los huesos de vaca o buey.
Los propietarios de perros de pelo muy largo, deben de tener cuidado para que las deposiciones del animal sean sólidas, pues de lo contrario quedarían restos de excrementos en los pelos y andarían por ahí llevando un olor bastante desagradable.
El Pescado
El pescado constituye una variación conveniente y proporciona, así mismo, proteínas de gran valor. Su contenido en calorías no es tan elevado como el de la carne, por lo que llena menos.

Cuando el Perro no Quiere Comer
La falta de apetito en un animal que normalmente come bien puede tener razones patológicas, sobre todo si va ligada a diarrea, vómitos o estreñimiento. En tal caso deberá acudirse al veterinario.

Un perro puede mostrarse también inapetente durante el celo o si hay una perra en celo en las cercanías. Esto se detecta por su intranquilidad, sus constantes ganas de salir a la calle y los ladridos.
En los perros difíciles, con un paseo relajado puede transformar el apetito en hambre, pues también la falta de ejercicio les vuelve caprichosos. En cualquier otro caso, habrá que dejarle que sienta hambre hasta que vuelva a comer. También se puede intentar con mucho tacto. A veces, los perros comienzan a comer cuando toman los primeros bocados de la mano de su dueño.


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